Wednesday, October 1, 2008

Miercolés, 1 de Octubre 2008 / Can Bou, San Climent, San Ramón

Participantes:
Toni, Chrétien
Hora de salida (Can Bou):
08:15
Hora de llegada (Can Bou):
11:15
Kilómetros recorridos:
38
Desayuno:
No
Recorrido:
Can Bou, Barbacoas, Verja Verde, Can Amat, Trialera Can Amat, Camino Real, Cementerio San Climent, San Ramón, Viladecans, Can Bou
Incidencias:
No

Crónica:
Aunque solemos quedar fijo los Domingos, siempre encontramos algunas horas entre semana para una escapadita, es decir cada uno por su cuenta. Los miercolés suelo salir con Toni.

Nos encontramos a las 8:15 de la mañana y hace fresquito. Mientras recorremos las calles de Can Bou hacia las pistas hablamos de las opciones, y acordamos hacer más o menos lo mismo que el domingo pasado, sobre todo por las trialeras que nos había enseñado el 'Sherpa' Joaquim.

Hasta las Barbacoas y la Verja Verde, nada nuevo. Cogemos buen ritmo y subimos bien las primeras rampas hasta laCarretra de Begues. De allí a la Trialera..., pero ya no estaba. Es decir no encontramos la entrada. Intentamos varios caminos, pero todos o bien se cortan o son poco o no ciclables. Dedicimos volver hacia la pista de Can Amat, y nos meternos en la Trialera de la Cursa. Esta vez sí la encontramos, sin problema y..., sin romper cadena.

Al final, en vez de bajar hacia Can Amat,  seguimos subiendo por la Pista de Piedras/Asfalto, para coger el camino que nos lleva al Cementerio de San Climent. Un pequeño y merecido descanso de unos minutos, y allá, otra vez en el sillín rumbo a San Ramón, que hacía mucho que no la subía. La última vez fue a finales de Junio, una semana después de mi caída en el Purgatorio y San Ramón sirvió más bien como prueba de fuego. Lo que no sabía en aquel entonces fue que tenía una pequeña fisura en la muñeca izquierda debido a aquella caída y me dolía mucho.

Enfin, tampoco hay que lamentarse demasiado y quedarse parado en este tipo de situaciones. Cada deporte tiene riesgos asociados; el el nuestro son las caídas. Podría escorger también otra actividad deportista, como el Ajedrez por ejemplo. No tengo nada en contra de los deportes mentales, pero caerme dormido durante un partido me llama menos la atención que un buen golpe contra el asfalto...

Bueno, estamos subiendo San Ramón, y como siempre en las rampas largas se me falla la memorria, ya que me la recordaba más corta. Técnicamente no es difícil, pero es un camino largo y si no distribuyes bien tus fuerzas y si coges la combinación plato/piñon equivocado, te quemas y te quedas, sobre todo si vas acompañado de Toni. El pobre, donde yo sufro, él entra apenas en calor. Lo bueno es que, saliendo con él, me esfuerzo más y cogo más forma, y mi forma dejaba bastante de desear ultimamente, no en último lugar debido a unas vacaciones de casi 5 semanas en California, sin apenas bici.

En la cima de San Ramón, en vez de volver por el mismo camino, nos atrevemos bajar por la pendiente que da al mar, muy inclinada y muy rápida. Ni me lo pienso subir Jordi...!!! Al final de la bajada tengo los frenas al rojo vivo.

Ya se nos hace tarde y emprendemos el camino a casa por las calles de Viladecans, yendo hacía Gavá y de ahí a Castelldefels por la comarcal. Llegados en Can Bou decido ir al mecánico de Castelldefels, en la C31, para que me sujete una tuerca del eje trasera. Desde hace algunos días noto un poco de juego en el buje y prefiero prevenir antes que curar. Pero al llegar allí, el tío está saturado de trabajo y me pide volver por la tarde. Enfin, un día más así, tampoco creo que pase nada, y voy rumbo a mi casa, que desde el mecánico son unos 5 kilómetros.

Ahora bien, en todos los años que monto bici, y hay que remontar a mi infancia, no creo que haya conocido que es una 'pajara', pero estoy seguro de haberla encontrada hoy. Yendo por el Paseo Marítimo, donde suelo tener una velocidad de unos 24 a 25 km/hora, no soy capaz de mover mi Heckler a más de 12 Km/h, y aún así en plato pequeño y piñon 5. Se me duele el trasero, las piernas, los gemelos y el alma, para no hablar del orgullo. Todavía me toca subir la cuesta hacía mi casa, que son unos 1.400 metros de rampa, con replechos que suelen doler aunque manejables. Hoy, todo es dolor, cada pedaleada es un, desde mi punto de vista,  esfuerzo inhumano, no obstante me niego bajar de la bici.

Cuando por fin abro la puerta de mi morada, apenas me puedo mantener de pie, pero mantengo el tipo, y me harto de galletas, un Coca Cola y mientras escribo estas líneas, me voy encontrando mejor, poquito a poco...

Espero que el domingo esté en mejor forma. Sumamos 38 kilómetros al contador.

Con Vaselina menos gasolina...

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