Sunday, November 2, 2008

Domingo, 2 de Noviembre de 2008 / Can Ferral, Parque de Gavá, Can Ferral, Sentiu, Purgatorio, Basuras, Sentiu, Can Bou

Participantes:
Toni, Dioni y Chrétien
Hora de salida (Can Bou):
7:00
Hora de llegada (Can Bou):
10:10
Kilómetros recorridos:
31
Desayuno:
Si, en el Wild Bean Coffe (también conocido como la Gasolinera de BP en la Rotonda de Gavá)
Recorrido:
Can Bou, Hípica, Can Ferral, Parque de Gavá, Can Ferral, Sentiu, Purgatorio, Campo de Tiro, Basuras, Sentiu, Petrocat Can Bou (para limpiar las bicis)


Incidencias: Mucha lluvia, mucho barro, mucho viento. Hoy hemos sido como los cameleones: unos 4 veces nos hemos cambiado de color...
Climatología:
Véanse apartado anterior, con el apunte que la temperatura era suave, unos 17 grados, la cual mos ha salvada de una pneumonía segura.

Crónica:
Llamar épica a la salida de hoy sería dar poco valor a este adjetivo. Hoy, los que hemos salido nos hemos ganada la medalla así como un capítulo aparte, escrito en mayúsculas, en la corta historía de Vaselina. Hemos desafiado rachas de viento de más de 60 km/h, lluvias torrenciales, intercambiados con intervalos claros, sin viento. Lo pudimos saber al haber consultado cualquier noticiero: "Catalunya va a recibir una paliza climatológica de dos pares de narices". Tal vez lo vimos, quizás no nos lo quisimos creer...

La convocatoria lo decía: una combinación mínima de los dos seguientes elementos, antepuestos por palabra MUCHO en mayúsculas; viento, lluvia y frío, sería razón suficiente como para cancelar la salida o para no presentarse en el Club a las 7 horas de la mañana. Pasen a la crónica...

Catalunya, vaya, España entera ha sido castigada en esta última semana por un panorama temporal extraña, por no caer en cualificativos pocos aptos. La temperatura media se parecía más bien al índice Dow Jones durante el mes de Octubre. En 4 días hemos pasado de 27 a 7 a 17 para volver a 22ºC. Lluvias fuertes han sido intercambiados por días de sol y calor. Días sin apenas viento se vieron interrumpidos por rachas de hasta 100 km/h. Ahora que escribo esta crónica estoy viendo como la playa ha desaparecido y como olas gigantescas caen con fuerza sobre la ya bien castigada orrilla del Mediterráneo.

Es por éso que dudaba en que pudiésemos salir este domingo. Al enviar la convocatorio no pensaba recibir respuestas afirmativas. Cuando me levanto a las 6 de la mañana la temperatura suave me sorprende. En el suelo mojado de la terraza veo que ha llovido, aunque por el momento no caen gotas. Viento no hay. Me visto, subo la bici en la baca del monovolumen y voy rumbo Can Bou. Mientras conduzco hacía allá tengo que activar el limpioparabrisas en dos ocasiones para secar el cristal. Pero son más bien gotas sueltas, nada para preocuparme. Llego y me bajo del coche, la bici, de momento, la dejo en la baca. Oigo el ruido familiar del gancho de la puerto del garaje de Toni. Un momento más tarde se abre. En ese mismo momento llega Dioni. Sabemos que el Sherpa, José y Jordi hoy no vienen. Con cara de interrogante nos miramos; 'Qué...? Ese 'Qué' es contestado con un: "pues vamos a ver, por el momento no llueve" unánime. Nos subimos, y empezamos a pedalear.

Nada más llegar a la primera rotonda en la Avenida de las Palmeras, a apenas 500 metros del Club, las gotitas que caían se convierten en una lluvia con caracter. Del frío y del viento ni rostro. Ponemos el chubasquero y atacamos los elementos.

A la Hípica llegamos sin problemas. Desafiamos el barro y 10 minutos más tarde llegamos a Can Ferral. La lluvia, de momento, ha dejado de caer, y la ausencia de viento hace que empecemos a sentirnos bien. Pero cuando dejamos la primera subidita tras nuestras ruedas el tiempo se pone definitivamente en nuestra contra. Aumenta la fuerza del viento y la lluvia se convierte ya en ducha de masaja. El barro salpica en mis ojos, y hay momento que se me nubla la vista. A Toni y Dioni ya nos los veo (será por el barro en mis ojos...?... nahh, no lo creo, me quedado otra vez atrás.)

Sigo subiendo a mi ritmo cuando veo que dos indivíduos vienen bajando. Por el color de la indumentaría nos los distiguo, ya que el barro de color rojo que tan peculiarmente cubre las montañas del Parque de Gavá les ha cubierto por completo. Por la forma en que se mueven me doy cuenta de que son mis compis. La lluvia ha podido con ellos y prefieren dar la vuelta. No tengo nada en contra de esta gran idea y giro también 180º y dirigo la SC hacia abajo. Mientras, la lluvia seguía cayendo cada vez con más fuerza.

En la bajada vemos como 5 ciclistas valientes van subiendo (suerte chicos). El barro sigue atacando mi rostro y llena los orificios de mi cara con partículos rojos.

El barro nos hace irreconocibles (mensaje para mi
esposa "no soy yo...)

Cuando llegamos a la gasolinera de la BP en Gavá decidimos parar y tomarnos un café. Me cambio de camiseta y tomo unas fotos para memorizar el momento. Apenas somos reconocibles tras la capa de arena que nos cubre. La lluvia deja de intensificarse y decidimos ir a casa. Cogemos la carretera que nos lleva a la Sentiu y de broma (chicos, de verdad lo dije en broma...) digo 'Y qué si subimos el Purgatorio?
Pues qué tonto soy, primero por pensar luego por decirlo sin darme cuenta contra quién lo digo: los matamontañas, las piernas de hierro, Toni y Dioni. Se miran y sin decir más se meten en el camino, encharcado, que nos lleva al Purge. Los sigo, enfadodo conmigo mismo, aunque también pensando ya en la futura gloria de coronar este rompepiernas.

El barro, mientras, se nos pasa factura. Kilos y kilos se han acumulado en las cubiertas e interrumpen los cambios. Más de una vez se nos bloquea la cadena por los granos de arena que se han colocado. La solución es subir el Purgatorio en plato mediano.
Llegamos al Campo de Tiro y sequimos la subida por el camino de asfalto que va hacía las Basuras. Poco a poco las bicis van dejando atrás el barro y el peso acumulado. La bajada es más lenta de lo normal, más controlada. La lluvia nos pega latigazos en la cara y no queremos perder el equilibrio. Poco más tarde ya estamos en Montemar y decidimos dar un manguerazo a las pobres máquinas.
Con esta ducha particular termina la aventura. Creo que hoy hemos sentido la esencia profunda del Mountain Biking. La pasión que sentimos hacia este deporte nos eleva y hace posible que desafiemos los elementos y que realmente lo pasamos bien. A pesar de los pocos kilómetros recorridos, creo que los que cruzamos hoy por los caminos del Garraf nos podemos sentir más orgullosos de sumar los 31 k al contador.

Con Vaselina menos gasolina...

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