Sunday, November 30, 2008

Domingo, 30 de Noviembre de 2008 / Collserola....!!!!

Participantes:
José, Toni, Dioni, Joaquín, Chrétien
Hora de salida (Can Bou):
06:40
Hora de llegada (Can Bou):
Cada uno regresó a casa por su cuenta, sobre las 11:00Kilómetros recorridos:25
Desayuno:
SÍ, en la Creu. Bocatas con butifarra, choricitos, chorizo y tortillas, mojadas en cerveza, coca colas, pepsi's y cafés
Recorrido:
Sant Feliu, Cementera, Camino a Can Ferriol, Torrent de Can Serra, Torrent de Can Ferriol, Penya del Moro, Ctra de Vallvidrera, Torre del Bisbe, Sargantana, Creu d'Olorda, Matahomes, Sant Feliu
Incidencias:
Estreno de la bici de Joaquín. Beso al suelo involuntario de Chrétien.
Climatología:
Frrrrrrrrío, mumumumuchoo frrrío. Cielo nublado con algunos claros. La temperatura rozaba los 0ºC.
Resumen GPS
Recorrido: 23,75 km
Duración (en marcha): 2h 10m (1h 10m de subida)
Desnivel acumulado: 1250 m
Pendiente máxima: 31º
IBP: 151
Temperatura: 3º

Crónica:
Si algo define a los Vaselineros es que no hay circunstancia, por muy brava que sea, que les quede en casa. Ayer, sábado: vientos con fuerza tifón, lluvias tipo monsón y FRÍO en mayúsculas. Una mezcla bastante explosiva como para quedarte entre las sábanas. Pero no. Vaselina se despierta a las 6 de la mañana para dar acto de presencia en el club a las 6:40. ¿Y todo ésto? os preguntaréis. Pues hoy toca
Collserola, el pulmón de Barcelona. Morada de subidas celebres como el Matahomes o la Sargantana, que dejan frito a cualquier mortal que intenta subirla. También alberga la cafetaría de la Creu d'Olorda, donde sirven almuerzos que hacen olvidar rápidamente las penas sufridas y donde las glorias del día se convierten en cuentos épicos.
Collserola es territorio del Volador de Cornellá y él ha sido él guía del día. Hoy, Joaquín estrenó su Santa Cruz Superlight, color gris anodizado, XT y un par de Fox'es (delante y atrás), y creemos que que las demás bicis la han aceptado.

Para nosotros, Collserola es algo nuevo. Aunque relativamente cerca de donde vivimos, es necesario coger el coche para poder disfrutar de ella. A diferencia del Massiu de Garraf, Collserola se distingue, desde mi humilde punto de vista por la vegateción frondosa. Los caminitos son bien cuidados y se ve poca basura en el suelo. Bicis y ciclistas hay muchos, lo cual no es de estrañar teniendo en cuenta que esta parte de Catalunya está rodeada por la Ciudad Condal misma, Cornellá, San Feliú, San Just Desvern, etcétera. El acceso al Parque desde estos pueblos y ciudad es relativamente fácil por lo que los fines de semana sus senderos son poblados densamente. Para los amantes del ciclismo de montaña; un festín. 

Esta noche no duermo bien. El fuerte viento hace mover las persianas de mi casa y éstas producen un ruido que no invita a dormir. A las 4 me levanto, preparo café y me visto. Trabajo un poquito y a las 6:30 cogo el coche para dirigirme al Club. Dioni está montando su Specialized en la vaca del coche del Barón Rojo, mientras Joaquín sigue protegiendo su querida en el interior de su vehículo del frío matinal. No creo que el mercurio esté muy por encima de los 0ºC.
Vamos a Cornellá donde nos espera nuestro guía de hoy: José. Juntos vamos en dirección San Feliú para dejar el coche en un parquing enorme a pie de Collserola. Sacamos nuestras respectivas bicis del coche y nos preparamos para la salida. El frío se hace notar. De hecho, el coche aparcado al lado del mío lleva plaquitas de hielo en su capó. Mientras, todos admiramos la nueva novia del Sherpa. Como se nos parece un poco baja, la subimos el sillín y y el manillar para que Joaquín irá más cómodo. Una vez ajustado el último tornillo, ya no hay vuelta atrás. Empezamos la conquista del Collserola.

El primer trozo es por las calles tranquilas de San Feliú, por carretera asfaltada. Pasamos un cementera de Cemex y allí no metemos en el Parque. El suelo, bastante mojado por las lluvias de ayer, es compacto y cubierto por hojas caídas. Los Kenda Navegal agarran bien al suelo y la subidita es vencida en relativamente poco tiempo. Saco una foto de bienvenida mientras aprovechamos este momento para quitar algo de ropa. Es mejor ir lo más ligero posible porque la experiencia nos dice que en la bici uno entra en calor bastante rápido. 

Bienvenidos a Collserola: Vaselina en el Camino a Can Ferriol

Subios un poquito más e iniciamos una bajada larga y cómoda por el Torrent de Can Serra. El viento frío me hace sentir incómodo y vuelvo a parar para ponerme un chaleco tipo "windstopper" para proteger el pecho. No quiero 'pillar' de nuevo una bronquitis. El descenso sigue y sigue. No estoy cansado y me siento cómodo y con confianza..., tan cómodo y con tanta confianza que no me doy cuenta de una zanjita que hay. La veo demasiado tarde, pero en vez de pasarla con velocidad (mi doble, bajo circunstancias normales ni se inmuta ante un peligrito tal) freno y paaaffff, la leche. Doy una minivoltereta, caigo de lado y noto como el casco amortigua el golpe del manillar. Rápidamente me levanto y aparte de una pequeña molestia en la muñeca, no me ha pasado nada. La segunda 'oscura' ley no escrito de los estatutos no existentes del noble e ilustre club de bici 'Vaselina' dice que las caídas que no producen sangre o roturas no son caídas. Pues, porqué escribo estas líneas entonces?... Sigue leyendo.

Estaba en que me levantaba. Cheqeo la cámara de fotos porque me caí en el lado donde la guardo. También, sin daños visibles ni invisbles, igual que la Heckler. Seguimos el camino. La bajada se vuelve a modificar en subida (estamos en la Penya del Moro) y noto una mini molestía en la rodilla izquierda. Paramos y subo el culotte: sí..., hay un corte, sí...!!! hay sangre. Poca pero lo suficiente como para hacer mención de ella.

Un pequeño grupo de ciclistas, mientras, nos ha alcanzado pero nos sentimos fuertes y pronto alcanzamos la cola de ese grupo. Giramos a la izquierda y..., Toni se enceuntra con su hermano que hace compañía a su primo, subcampeón de España en biathlón (correr y ciclismo de montaña). Charlan un rato y cada uno sigue su camino. Nostros hacía arriba, ellos hacía abajo. Oigo, a lo lejos como el primo de Toni dice que falta bastanta para llegar arriba. Ahora bien, dichas amenazas no suelen ya espantarme pero si salen de la boca de un crack de este calibre...

El camino a su vez cada vez se inclina más hacia arriba, pero todos aguantamos bien, incluso Jaoquín, a pesar de tener que acostumbrarse a las nuevas características de la Superlight.
No mucho más tarde llegamos a la carretera y según el Voldador hay 2 opciones: una subida corte pero intensa o una más larga pero con chicha. Ambos ascensos llegan a la bocatería y con ganas para conocer más del Parque decidimos por opción 2. Pero primero hay bajada, suavecita. Todavía me tiemblan las piernas por la caída y no en último lugar por la gran cantidad de ciclistas que van subiendo. No creo que exagero si he visto unos 100 en poco más de 2 kilómetros.

Comienza la rampa de la Sargantana. José nos avisa y dice que respiremos hondo. En el primer replecho, super inclinado, tengo que poner pie en el suelo. No por cansancio sino porque se me levante la rueda delantera. 10 metros empujando bici hacia arriba y otra vez en el sillín. Después de unos 20 minutos de trabajo duro, acabamos en la carretera de Vallvidrera.

Una sonrisa congelada: José ve la vida desde el lado positivo

El sol ha salido y nos calienta un poco. Optamos por unas mesas fuera, ignorando miradas asombrosas de ciclistas que están tomando su consumición adentro, donde hace calor. Hasta el camarero nos mira rara. Pedimos calorías en forma de bebidas alcohólicas o azucaradas y barras de pan rellenos de carnes, embutidos y huevos. El sol se va y el frío, poco a poco, se hace dueño de nuestros cuerpos. ¿Tal vez hora para entrar adentro? Todos lo pensamos pero nadie lo dice: Vaselina se queda donde está... Pedmimos un café para calentar manos y entrañas, y la cuenta.

Nos espera una pequeña sorpresa más, la bajada por el Matahomes. Imagínaos la rampa del Purgatorio, la misma inclinación pero 3 veces más largo. El suelo está en mejor condición y hace que la bajada no se convierta en un peligro ya que nuestros cuerpos congelados no soportarían gravilla y roca suelta. Hasta cambiar de marchas es difícil por los dedos congelados. Desde al Matahomes vamos dirección parquing.

Volvemos a pasar por el sitio donde me caí y nos toca un pequeño replechón que nos lleva a la carretera de la cementera. Una vez arriba contamos: 1,2,3,4 y ... el 5 no está. Esperamos un minuto mientras nos asomamos para ver dónde se ha quedado el Sherpa. Abajo del todo le contemplamos, extirando muslos con el bote de Reflex en mano. Al Sherpa se le han vuelto a entrar calambras. Dioni y yo bajamos para ver si éstá bien y unos instantes más tarde se juntan Toni y José. Le digo a Joaquín que si sigue, ésta anecdota queda en Collsorola..., pues véis que no me he hecho caso. Sherpa, perdón :-)

Los coches están cerca y llegamos sin demás demoras. Las bicis en su sitio y cada uno a casita. Ha sido un día estupendo. Hemos conocido otro ambiente y, creo que puedo hablar en nombre de todo Vaselina, ha gustado mucho. Gracias José por compartir tu 'parque de atarcciones' con nostros. Sumamos 25 kilómetros de calidad al contador y nos quedamos con las ganas de volver, en verano...

Con Vaselina menos gasolina...

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